EENDDTP
Luego de que hayamos expulsado de Venezuela al invasor cubano y los traidores que le han servido fielmente durante todos estos años de horror y tinieblas estén en manos de la Justicia unos y huyendo de ella los otros; debe venir una etapa de transición que limpie la peste y restituya el orden, en especial en lo que ahora es llamado erróneamente "Poder Electoral" que ni es un "Poder" ni es "Electoral" pues el famoso CNE está controlado por manos extranjeras, cubanas, y en él los cargos y escaños no se eligen sino que se asignan.
Durante la transición, la primera institución a la que hay que dedicar una especial atención es a la electoral pues ella constituye la fuente del poder en todos sus niveles, si ella está contaminada lo que salga de ahí también lo estará y si está limpia la honestidad retornará a poderes e instituciones del nuevo Estado. Lo primero que hay que hacer es colocar a la Función Electoral en su justo lugar determinando si verdaderamente se trata de un Poder en si misma o no lo es, su naturaleza o razón de ser, su integración y su estructura... y además, debemos inmunizarla contra toda clase de perversiones y vicios que seguro la atacarán tratando de infectarla. A continuación vamos a revisar uno por uno los parámetros que he mencionado.
¿ES LA FUNCIÓN ELECTORAL UN PODER POLÍTICO?
No. El único Poder Político es el del Estado, y está monopolizado por las Ramas Legislativa, Ejecutiva y Judicial. La función electoral es, sustantivamente, de organización y de facilitación, por no contar con un aparato o mecanismo que, a falta de una conducta espontánea para la realización final del proceso comicial concretado en el sufragio o acto de votar, pueda imponerse de manera coactiva. Más que de un "poder electoral", lo correcto, lo más apropiado sería hablar de una "AUTORIDAD ELECTORAL" que por su vocación de permanencia, unida a la misión que le ha sido asignada por la sociedad a través de la Constitución, adquiere el rango de una INSTITUCIÓN; ajena en si misma a cualquier interés y ventaja partidista o ideológica porque está volcada sólo al servicio de los ciudadanos para dotar al Estado de los titulares de los poderes públicos a nivel municipal, regional y nacional, convenientemente legitimados por la voluntad espontanea y genuina del sufragante.
Consecuente con la interpretación anteriormente expuesta, DESCARTO LA DENOMINACIÓN DE "PODER ELECTORAL" (más próxima a la idea de centro de poder político generador de decisiones y órdenes imperativas) Y PROPONGO LA DE "INSTITUCIÓN" u organización apolítica y despartidizada que contribuye con el propósito democrático colectivo implícito en la Constitución y con el fortalecimiento y la permanencia del Estado de Derecho.
En la Institución Electoral están ausentes dos (2) elementos primarios y caracterizadores del poder político: 1) la coacción material; y 2) la creencia de que esa coacción está bien fundada en razones de Estado, y, por lo tanto, hay que obedecerla. La conducta, positiva o negativa, del ciudadano en el ámbito electoral es, esencialmente, un elemento de cultura, regida por la necesidad de conciencia de que hay que actuar de una manera determinada. El rol de la organización (institución) electoral, en consecuencia, consiste en vigorizar la dirección conductual positiva, sirviéndole al ciudadano de canal expedito, seguro y confiable, para que materialice su derecho a contribuir al diseño del Estado y de gobiernos, como espacios vitales para su realización y convivencia.
Durante la transición, la primera institución a la que hay que dedicar una especial atención es a la electoral pues ella constituye la fuente del poder en todos sus niveles, si ella está contaminada lo que salga de ahí también lo estará y si está limpia la honestidad retornará a poderes e instituciones del nuevo Estado. Lo primero que hay que hacer es colocar a la Función Electoral en su justo lugar determinando si verdaderamente se trata de un Poder en si misma o no lo es, su naturaleza o razón de ser, su integración y su estructura... y además, debemos inmunizarla contra toda clase de perversiones y vicios que seguro la atacarán tratando de infectarla. A continuación vamos a revisar uno por uno los parámetros que he mencionado.
¿ES LA FUNCIÓN ELECTORAL UN PODER POLÍTICO?
No. El único Poder Político es el del Estado, y está monopolizado por las Ramas Legislativa, Ejecutiva y Judicial. La función electoral es, sustantivamente, de organización y de facilitación, por no contar con un aparato o mecanismo que, a falta de una conducta espontánea para la realización final del proceso comicial concretado en el sufragio o acto de votar, pueda imponerse de manera coactiva. Más que de un "poder electoral", lo correcto, lo más apropiado sería hablar de una "AUTORIDAD ELECTORAL" que por su vocación de permanencia, unida a la misión que le ha sido asignada por la sociedad a través de la Constitución, adquiere el rango de una INSTITUCIÓN; ajena en si misma a cualquier interés y ventaja partidista o ideológica porque está volcada sólo al servicio de los ciudadanos para dotar al Estado de los titulares de los poderes públicos a nivel municipal, regional y nacional, convenientemente legitimados por la voluntad espontanea y genuina del sufragante.
Consecuente con la interpretación anteriormente expuesta, DESCARTO LA DENOMINACIÓN DE "PODER ELECTORAL" (más próxima a la idea de centro de poder político generador de decisiones y órdenes imperativas) Y PROPONGO LA DE "INSTITUCIÓN" u organización apolítica y despartidizada que contribuye con el propósito democrático colectivo implícito en la Constitución y con el fortalecimiento y la permanencia del Estado de Derecho.
En la Institución Electoral están ausentes dos (2) elementos primarios y caracterizadores del poder político: 1) la coacción material; y 2) la creencia de que esa coacción está bien fundada en razones de Estado, y, por lo tanto, hay que obedecerla. La conducta, positiva o negativa, del ciudadano en el ámbito electoral es, esencialmente, un elemento de cultura, regida por la necesidad de conciencia de que hay que actuar de una manera determinada. El rol de la organización (institución) electoral, en consecuencia, consiste en vigorizar la dirección conductual positiva, sirviéndole al ciudadano de canal expedito, seguro y confiable, para que materialice su derecho a contribuir al diseño del Estado y de gobiernos, como espacios vitales para su realización y convivencia.
¿CUAL ES LA NATURALEZA DE LA INSTITUCIÓN ELECTORAL?
Habiendo dejado perfectamente claro que la institución Electoral no es un centro de toma de decisiones y de expedición de mandatos, o lo que es lo mismo, no se trata de un "Poder Político", tenemos que convenir que su razón de ser está determinada por la necesidad que tiene la sociedad de contar con un instrumento idóneo y confiable que esté más allá de las legítimas y naturales apetencias partidistas, capaz de canalizar la diversidad de opiniones que generan los asuntos públicos; y hacer que esta sectorización de puntos de vista y de apreciaciones emergentes, de la relación Ciudadano-Estado, confluyan en un punto que sea común, fundados en la confianza y la imparcialidad, y sobre todo, que el resultado producido sea expresión auténtica de la Soberanía Popular.
¿COMO DEBE ESTAR INTEGRADA LA INSTITUCIÓN ELECTORAL?
Consecuente con su naturaleza y misión que la caracterizan, en su integración no pueden concurrir factores, fácticos ni orgánicos, que representen intereses parciales. Los partidos políticos son la entidad más emblemática de esa representación fraccional. Esa condición los excluye de formar parte de la Institución Electoral, ya sea de manera directa, indirecta o embozada. Para asegurarnos de que la penetración de las corrientes políticas no se producirá, hay que vigilar y reforzar el procedimiento para la selección y escogencia de sus titulares, que es el aspecto fundamental para obtener el resultado esperado. En este sentido, propongo a mis conciudadanos usar el método sugerido en mi propuesta sobre el "PODER JUDICIAL" para la escogencia de los magistrados que integrarán las distintas Salas de la Corte Superior de Justicia, por ser el más adecuado para garantizar la capacidad, la probidad y la imparcialidad que deben ser virtudes de los ciudadanos responsabilizados de organizar y administrar los procesos electorales; hecho este de trascendencia determinante para la consolidación del sistema democrático. Es cuestión de decidirse, de manera resuelta, honesta y directa, a poner orden en el área más sensible para la marcha institucionalizada de la República, por depender de ella (la Institución Electoral) la legitimación, la titularización y demás componentes de los órganos de los Poderes Públicos locales, regionales y nacionales. Del ámbito de regulación de la ley electoral, deben excluirse todas aquellas organizaciones: tales como sindicatos, gremios, corporaciones, etc, las que deberán regirse por sus estatutos normativos particulares. En la ley específica de la Institución Electoral debe establecerse, con la debida precisión, todo lo relativo a su estructura orgánica y funcional, duración del lapso de sus titulares y competencias de esos directivos.
Es de rigor señalar que, para una mayor claridad y correcto manejo de los procesos comiciales, las Juntas Electorales (las municipales, las estadales y la nacional) deberán ejercer competencias solamente en su correspondiente nivel. En consecuencia, cada Junta Electoral Municipal deberá organizar, conducir y concluir lo concerniente a la elección del alcalde y los concejales de su Municipio, y además, deberá ser la instancia de competencia única para efectuar el escrutinio de los resultados numéricos de la votación, hacer las proclamaciones de los candidatos favorecidos por el voto popular y extender las acreditaciones correspondientes. Estos mismos lineamientos deberán ser observados por las Juntas Electorales Estadales(Regionales) en cuanto a la elección de gobernadores y diputados al Consejo (Asamblea) Legislativo de cada Estado y los diputados y senadores estadales que irán al Congreso Nacional. Procedimiento similar deberá cumplir la Junta Nacional Electoral en relación a la elección del Presidente de la República y de los diputados nacionales que irán a organismos y parlamentos internacionales. Apreciados conciudadanos, el objetivo de los anteriores lineamientos es simplemente, alcanzar la especialización y simplificación de las competencias. Si aspiramos establecer una democracia funcional, verdadera y estable, como base existencial de un Estado de Derecho, debemos ser cuidadosos, exigentes y previsores en la modelación de la Institución Electoral (fijando pautas rígidas para su apoliticidad, no partidización ni ideologización) por ser ella la generadora de la legitimidad y la confianza en los Poderes Públicos. Si no acometemos con sinceridad su "construcción", no hallaremos el fiel de la balanza que debe existir entre el conjunto de factores con intereses particulares o grupales y la sociedad en su globalidad como realidad nacional.
¿QUE ESTRUCTURA DEBE TENER LA INSTITUCIÓN ELECTORAL?
La siguiente:
- UN NIVEL ORGANIZACIONAL (DIRECTIVA NACIONAL)
- Una Presidencia Uninominal, ejercida por un Presidente elegido de conformidad con el procedimiento propuesto para los magistrados de la Corte Superior de Justicia.
- Una Dirección de Registro Electoral y Organizaciones Políticas.
- Una Dirección de Presupuesto.
- Una Dirección de Consultoría Jurídica.
- Una Dirección de Secretaría General que fungirá como instancia de coordinación central, regional y municipal.
- UN NIVEL FUNCIONAL. Constará de:
- Una Junta Electoral Nacional, a cuyo cargo estará la organización y realización de la elección presidencial y las referentes a diputados nacionales a parlamentos y organismos internacionales, así como también su respectiva proclamación y acreditación.
- Las Juntas Electorales Estadales o Regionales (una por cada Estado) que tendrán la responsabilidad de elegir a sus gobernadores, diputados estadales a sus asambleas legislativas y los diputados estadales al Congreso Nacional, así como también todo lo inherente a su proclamación y acreditación.
- Las Juntas Electorales Municipales (una por cada municipio), que tendrán a su cargo la elección, proclamación y acreditación de alcaldes y concejales.
Muchos son los vicios y perversiones contra los que tendremos que inmunizar a nuestra futura Institución Electoral, si me dedico a analizarlos a todos en este escrito lo haría muy largo. Por esta razón en una próxima ocasión me referiré en forma específica a cada uno de los que considero mas peligrosos por tener la capacidad de adulterar la voluntad de los electores.
Para concluir con mi propuesta en lo que al área electoral se refiere, haré una breve reflexión sobre los denominados "circuitos electorales", que se han convertido en un campo fértil y apropiado para germinar el fraude electoral por todas las triquiñuelas y vivezas que los agentes partidistas pueden sembrar en él, para poder desnaturalizar el principio de la base demográfica sobre la cual se calcula el número de representantes en cada municipio y cada Estado a los cuerpos legislativos respectivos. Estos circuitos electorales, atendiendo a su sentido legal, obedecen a un capricho discrecional de la administración electoral que responde a las necesidades de una corriente política o una coalición de partidos de mantener una supremacía numérica en los cuerpos deliberantes, sin estar respaldada por una mayoría de sufragios ¿Cómo opera este perverso mecanismo? De diferentes maneras. Para simplificar traigo el siguiente ejemplo: la manera más utilizada en los últimos 15 años consiste en migrar votantes de la oposición hacia los circuitos que tienen asignados menor número de representantes, favoreciendo aquellos circuitos que contemplan mayor cantidad de representantes a elegir, en los cuales los seguidores y fanáticos del "gobierno"(dictadura castrocomunista), se convierten en mayoría, gracias a la hábil e ilegal sustracción de votantes opositores. A este mecanismo lo llaman "vaciamiento de electores". El resultado es que habrá circuitos en que un Diputado o Concejal (la condición no importa) será elegido por 100.000 (cien mil) votos y el otro con tan solo 15.000 (quince mil) o 10.000 (diez mil) votos. Así queda burlado el principio de la igualdad de la base demográfica o poblacional a través de una manipulación de orden administrativo, con visos de legalidad. Este vicio, de vieja data se le conoce históricamente con el nombre de "Gerrymandering". ¿Cuál es el correctivo que propongo para este bochorno al sistema electoral y por consiguiente al sistema democrático? Podría ser (y posiblemente sea lo más sensato) adoptar como circuitos electorales, en forma estricta, el marco dado por nuestra división político territorial, que determina los tres niveles del Poder Público:
Para concluir con mi propuesta en lo que al área electoral se refiere, haré una breve reflexión sobre los denominados "circuitos electorales", que se han convertido en un campo fértil y apropiado para germinar el fraude electoral por todas las triquiñuelas y vivezas que los agentes partidistas pueden sembrar en él, para poder desnaturalizar el principio de la base demográfica sobre la cual se calcula el número de representantes en cada municipio y cada Estado a los cuerpos legislativos respectivos. Estos circuitos electorales, atendiendo a su sentido legal, obedecen a un capricho discrecional de la administración electoral que responde a las necesidades de una corriente política o una coalición de partidos de mantener una supremacía numérica en los cuerpos deliberantes, sin estar respaldada por una mayoría de sufragios ¿Cómo opera este perverso mecanismo? De diferentes maneras. Para simplificar traigo el siguiente ejemplo: la manera más utilizada en los últimos 15 años consiste en migrar votantes de la oposición hacia los circuitos que tienen asignados menor número de representantes, favoreciendo aquellos circuitos que contemplan mayor cantidad de representantes a elegir, en los cuales los seguidores y fanáticos del "gobierno"(dictadura castrocomunista), se convierten en mayoría, gracias a la hábil e ilegal sustracción de votantes opositores. A este mecanismo lo llaman "vaciamiento de electores". El resultado es que habrá circuitos en que un Diputado o Concejal (la condición no importa) será elegido por 100.000 (cien mil) votos y el otro con tan solo 15.000 (quince mil) o 10.000 (diez mil) votos. Así queda burlado el principio de la igualdad de la base demográfica o poblacional a través de una manipulación de orden administrativo, con visos de legalidad. Este vicio, de vieja data se le conoce históricamente con el nombre de "Gerrymandering". ¿Cuál es el correctivo que propongo para este bochorno al sistema electoral y por consiguiente al sistema democrático? Podría ser (y posiblemente sea lo más sensato) adoptar como circuitos electorales, en forma estricta, el marco dado por nuestra división político territorial, que determina los tres niveles del Poder Público:
- Un Circuito Nacional para elección del Presidente y de representantes a parlamentos y organizaciones internacionales. Esto en la práctica es así.
- Un Circuito Estadal dividido en tantos sub-circuitos estadales como Estados haya, para la elección de gobernadores, diputados a las asambleas legislativas regionales y de diputados estadales al Congreso Nacional.
- Un Circuito Municipal integrado por tantos sub-circuitos municipales o locales como municipios existan, para la elección de alcaldes y concejales al cuerpo legislativo local.
Así se terminaría toda posibilidad de manipulación o migración electoral. Una vez hallamos recuperado, a como dé lugar, cueste lo que nos cueste, el Estado de Derecho, sería conveniente que en la nueva Ley Electoral, quede resuelto definitivamente este gravísimo problema de distorsión de la Soberanía Popular ,,. y otros más.
¡Muerte a la Tiranía y Larga Vida a la Libertad!
Ángel Vivas
DDLEEUQOM
¡Muerte a la Tiranía y Larga Vida a la Libertad!
Ángel Vivas
DDLEEUQOM
Estoy de acuerdo al 100% en su planteamiento que de forma generalizada, pero con puntualizaciones muy concretas, Usted hace, con respecto a las claves de éxito, para que se recupere tan valiosa institución, que por su importancia suprema, depende de su buen funcionamiento, para que el país, se convierta en un ejemplo de soberanía y libertad por sus verdaderos valores democráticos, o si por el contrario, sigamos siendo el "charco inmundo" de traidores, eunucos y narco-traficantes, en donde chapotean todos revolcándose en el fango de la corrupción y el crimen, salpicando a todo el mundo, a propios y a extraños, que no les queda más remedio que tener que convivir con semejante inmundicia humana.
ResponderBorrarAparte de trabajar en una estructuración de esta entidad, con unas buenas y sólidas bases democráticas, jurídicas y sociales, pienso que la principal "materia prima", de esta institución es y tendrá que ser, un nuevo Registro Civil, que habrá que rehacer, como tantas cosas se tendrán que recuperar en nuestra Venezuela y que como Usted muy sensatamente propone, tendrá que recuperarse por el organismo competente y que de forma paralela, se tendrá que ir conformando, para saber cuántos venezolanos “válidos” somos para desterrar de nuestra patria a tanto intruso y paracaidista chino, iraní, ruso e invasores cubanos, con cédulas de "venezolanos", que estos traidores han permitido infiltrarse y controlar a todas nuestras instituciones.
También pienso, que una vez recuperadas nuestra soberanía y nuestra libertad, las elecciones se lleven a cabo con el sistema de la urna y del voto en papeleta, nada máquinas electrónicas ni capta huellas ni cuentos chinos. Una persona válida para ejercer el derecho al voto y un voto por cada persona.
Y también me parece aconsejable explorar el sistema que en algunos países funciona a la perfección, como lo es el de la "segunda vuelta", cuando concurren varios partidos políticos y no se consigue la mayoría absoluta, decidiéndose en la segunda vuelta, entre los dos partidos más votados, para que sea el ganador, el que gobierne, eliminando las clásicas componendas de las "coaliciones de perdedores", que casi siempre se alían, para gobernar en detrimento del partido que haya sido el más votado, pero con insuficiencia de votos, frente a la sumatoria de los demás partidos, que se unan para desbancar al ganador.
No me extiendo más en el tema, pues me veo muy inferior en el conocimiento de los detalles que conformarían esta institución, y que Usted ha desgranado con bastante acierto, pero he querido dejar, desde mi humildad, mi granito de arena, con respecto a los puntos expresados.
Reciba como siempre, un saludo cordial de mi parte, mi total respeto, afecto y admiración y cuídese mucho, que Usted nos hace y nos hará mucha falta mi Gral.
Buenas tardes mi Gral.
ResponderBorrarMe alegra verle tan activo en este complejo y difícil tema, como lo es en verdad, el de la organización y estructuración de la institución que se encargue de gestionar las elecciones presidenciales, estadales y municipales, en los tres circuitos que con muy buen sentido común, Usted expone, para poder devolverles el verdadero sentido democrático, legal y fiable, que se supone que debe de existir en nuestra Venezuela, para que se pueda lograr una estabilidad duradera, que le devuelvan su esencia y sus excelsas condiciones de libertad, justicia y soberanía, a cada uno de los tres poderes del Estado; Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Recuerdo con cierta nostalgia, cuando recién graduado de Programador, fui "becario", en el departamento de computación, con aquella legendaria "1401" de IBM, con las lectoras-perforadoras de tarjetas de 80 columnas y los discos "duros" de 500 "ks" de memoria en el extinto Consejo Supremo Electoral. Personalmente, yo no vería ningún inconveniente en restituirle el nombre de "CONSEJO SUPREMO ELECTOTAL" a dicha institución y recuperar su argumentario de artículos, por el que anteriormente se regía, para su revisión y adecuación a nuestro nuevo tiempo y circunstancias, además de implementar, como Usted bien dice, todos aquellos puntos e ítems, que fueran necesarios modificar e incluir, para evitar la fatalidad del cualquier elemento contaminante, ya sean de origen ideológico, partidista, político o de cualquier otra índole, que pueda implicar la más mínima señal de parcialización en el desempeño de sus funciones, a cargo de sus funcionarios y representantes.
(Esta es la primera parte de mi comentario anterior)